La serie Studio, creada por Seth Rogen y Evan Goldberg, ofrece una mirada atrevida y cómica al caos de Hollywood, donde las tensiones entre el arte y los negocios se vuelven locas.
Vanity Fair revela cómo los creadores del programa lograron reunir una lista de celebridades de primera, todas interpretando versiones exageradas y caóticas de sí mismas. La serie no sólo ofrece una mirada humorística al cine, sino también una crítica al sistema que lo sustenta, desde los ejecutivos hasta los directores.
La serie llamó la atención de varios medios de comunicación, destacando la capacidad de Rogen para hacer comprensible el malestar extremo. "Lo que buscábamos era estrés", dice Rogen en Vanity Fair.
Entre las figuras que aparecen se encuentran Anthony Mackie, Zack Snyder, Zoë Kravitz, Olivia Wilde, Charlize Theron y Ice Cube, entre otros… Rogen y Goldberg recurrieron a amigos y antiguos colaboradores, pero también consiguieron conseguir a otros, como Martin Scorsese. , a aceptar participar a pesar de la imprevisibilidad de sus roles. "¡Escribir para Scorsese y que el universo te lo trajera fue una experiencia increíble!", dice Goldberg.
"Recuerdo que mi mamá me llamó esa mañana y me dijo: 'Dios mío, tienes que dirigir a Martin Scorsese. ¿Qué tan aterrador es eso? Y le dije: 'Gracias mamá'. Sí, da miedo. Y eso no ayuda", dijo Goldberg.
Crear la serie fue un desafío logístico para ambos directores. A menudo tenían que reescribir guiones para adaptarlos a las estrellas disponibles, lo que obligaba a modificar chistes y situaciones para que funcionaran para cada invitado.
Además de famosos, la serie también incluye figuras importantes del sector, como Ted Sarandos, co-CEO de Netflix, que aceptó participar a pesar de que la serie se estrenó en Apple TV+, su competidor directo. Rogen y Goldberg aprovecharon sus años de amistad con Sarandos para convencerlo y conseguir que participara sin necesidad de pedir permiso a Apple.
A través de su protagonista, Matt Remick (interpretado por Seth Rogen), la serie explora cómo los ejecutivos de los estudios deben equilibrar las expectativas comerciales con su amor por el cine.
En un momento clave, Remick expresa su frustración diciendo: "Me metí en todo esto porque amo las películas y ahora mi trabajo es arruinarlas". Un comentario que refleja el dilema de muchos en Hollywood, que se sienten atrapados entre la presión de ganar dinero y la pasión por crear arte cinematográfico.
El tono de The Studio es una mezcla de humor negro y sarcasmo, donde se expone abiertamente el caos y la incomodidad de trabajar en la industria cinematográfica. Los creadores, Rogen y Goldberg, lograron captar la frustración de los ejecutivos y las contradicciones inherentes al sistema, transformando estas tensiones en momentos cómicos.
En lugar de romantizar la industria, muestra las luchas internas y los sacrificios que muchos hacen en nombre del negocio. A través de escenas tensas y momentos de vergüenza, la serie juega con la idea de que en la industria cinematográfica cada uno debe ser consciente de su imagen, incluso a costa de la verdad.
Rogen y Goldberg comparten varias anécdotas que inspiraron la serie. Muchas de las situaciones presentadas en The Studio se basan en experiencias reales de los creadores o historias que han escuchado de otros en la industria.
Un ejemplo notable es la frase que Remick le dice a su predecesor en el primer episodio sobre cómo el arte y el comercio en Hollywood están inevitablemente entrelazados y cómo a veces es necesario arruinar una película para cumplir con las expectativas comerciales. Esta reflexión, que les transmitió un ejecutivo en una reunión, ayudó a los creadores a humanizar las luchas de los personajes y dar un toque de autenticidad a la sátira.
Cada situación pretende resaltar lo absurdo del mundo del cine. Su obra juega con la exageración de las personalidades de Hollywood, llevando al límite las interacciones para provocar risas, pero también una reflexión sobre el sistema que gestiona el entretenimiento.