Cinco conciertos con cómplices y repertorios diferentes. Parece que esta propuesta responde a su forma de ser, proclive a colaborar y ponerse en diferentes posiciones.
Me gusta tener diferentes facetas. Supongo que, siendo instrumentista y también cantante, se me abre el abanico de posibilidades. Todos estos cuencos se abordan de diferentes maneras. La primera, con Lucía (Fumero), es una dupla muy 50/50. En el segundo, con María Schneider, en Paralelo 62, soy parte de la banda, estoy detrás y me encanta. Me gusta no tener siempre el foco. Lo del Petit Ensemble, en La Paloma, es más una experiencia. Nunca he jugado con ellos y los admiro mucho. Con Camerata Penedés haremos 'El amor brujo', de Falla, en Palau. Es un espectáculo que me da mucho respeto, un desafío. Y la última será la presentación del nuevo disco, 'De Camino al Camino', en Sant Cugat, con toda la ambientación, que parece un bosque de cuento.
Tendrás que explicarle al lector que vienes a la entrevista cargando a tu hija de siete meses, que está sentada en tu regazo, y que tienes una hija de tres años. Este "modus operandi" tendrá sus consecuencias.
¡Tiene todas las consecuencias! (risas) Estamos haciendo lo que podemos, haciendo trampa. Generalmente van conmigo. Con nosotros viaja Pol (Batlle), el guitarrista, que es el padre, al igual que mi madre (la guitarrista Elisabeth Roma). Nos estamos adaptando, pero es una locura. Aunque siempre es una locura tener un bebé.
Rita Payés, el 8 de octubre en Barcelona. / MANU MITRU
'De Camino al Camino' es el tercer disco, pero el primero con temas íntegramente propios, además de casi todos los arreglos. Envía un mensaje de ir paso a paso, ahora que todo el mundo quiere tocar su primer sencillo.
Me gusta pensar que el aprendizaje nunca termina. Por mucho que te propongas una meta, cuando la alcanzas te das cuenta. El otro día fue el cumpleaños de Horacio Fumero. Cumplió 75 años. Tenemos unos 50 años y lo veo igual, con las mismas inquietudes. No se cansó de estudiar y continúa ahí, haciendo espectáculos y viviendo así su vida. Es bueno, creo, tener ese amor por algo tan grande que te hace vivir y mantiene esa ilusión. Sé que puede parecer obvio, pero todo pasa tan rápido… Esa forma de vivir que tenemos, donde todo sucede frente a nosotros.
Resulta que debutaste en el Festival de Jazz hace diez años. Yo tenía 14 años.
Fue con La Màgia de la Veu, un subgrupo que Joan Chamorro inventó al margen de la Sant Andreu Jazz Band, con Andrea (Motis), Magalí (Datzira) y Eva (Fernández). Fue en Palau y lo recordamos como algo bonito. Fue el mismo día que salió mi disco 'Joan Chamorro presenta a Rita Payés'.
Ya tenía ambiciones de dedicarse a esto. ¿Cantar o crear composiciones?
Aun así, no me vi haciendo nada muy diferente, aunque todo se hizo a través del juego. La composición vendría después: ese deseo de hacer algo redondo, con un principio y un final, y añadirle un lazo.
El álbum comienza con una introducción entre mágica y mística. ¿Es la música algo sagrado?
Completamente. Esta introducción es como un mantra. Cojo el trombón todos los días y él me pone en el centro, levantándome y tocando durante una hora. Es como el yoga. Me calma. Quería reflejar esto en el álbum, que termina con una 'outro' que es la misma 'introducción', pero con diferentes instrumentos. La idea de que evolucionas y llegas a un final que es el mismo, pero has cambiado.
¿Silvia Pérez Cruz es una influencia?
Es inevitable. Lo que más me gusta de él es que me recuerda que es posible hacer arte con total libertad. Ella es una intérprete de aquí a la Luna y admiro cómo logra crear un concepto alrededor de la música, las historias y los caminos alrededor de lo que canta.
Muchos intentaron que ella siguiera caminos más comerciales. ¿Te pasó esto?
Bueno, hice eso de C. Tangana, que sería lo más comercial que he hecho en mi vida. Pero fue desde un punto de vista muy 'cubano', para intentar, por qué no… Y ahí conocí a mucha gente que por muy comercial que sea, son grandes músicos. No me identifico con la corriente principal en general, pero tampoco me gusta casarme con nada. Estoy cultivando mi pedacito.
Joven y de apariencia dulce, ¿cómo maneja el mando?
Estoy muy bien acompañada, es como una familia que te ayuda y vive contigo todos los días. No lo sé, creo que sé cómo liderar porque lo he estado haciendo, pero no siento que de repente sea el jefe de nada. Solo tenía algunas canciones y ganas de tocar y hacer posible que esto sucediera. No creo que nadie tenga la fórmula.
Quizás pregunto esto porque es mujer y se supone que los hombres ya saben mandar por código genético.
Pero ya sabemos que esto no es así.
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