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"Mira el video que recibí, ¿no? Cuando él era pequeño, un día un amigo le envió un mensaje. De hecho, era él, hace casi cuarenta años, con rulos castaños que le cubrían las orejas y cara de enfado. "Por qué no te acercas un poco más a la madre que te parió", le dice a Graciela Juárez, su madre ficticia. Leandro Martínez, "Leandrito de Pelito" para muchos, había hecho esa escena como ensayo, pero ni siquiera sabía que había sido grabada, dice, aún sorprendido, en diálogo con LA NACIÓN.
Actualmente, algunos clientes del negocio familiar, la casa de pastas Irupé, Volver a Volver, en la calle Segurola, en el barrio de Floresta, en Buenos Aires, lo reconocen o ven un rostro conocido. El ex actor infantil recuerda con cariño su paso por la exitosa tira que se transmitió por Canal 13, en la que compartió elenco con Adrián Suar, Pepe Monje, Emiliano Kaczka y Julián Weich, entre otras figuras. Para él, ir a grabar todas las tardes después del colegio era normal y nunca sintió el peso de la exposición, aunque admite que el día después de dejar su trabajo fue difícil.
Padre de dos hijos, garantiza que si de niño le hubieran pedido trabajar en la televisión los hubiera apoyado y acompañado, pues siempre lo trataron bien en el ambiente y solo tuvo problemas con una persona: Jorge Porcel.
—¿Cómo llegaste a Pelito?
—Fue lo primero que hice en la tele. Después del casting y antes de debutar, hice una prueba de pantalla para Crecer con papá, con Lorena Paola, querían ver cómo respondía porque solo tenía seis o siete años. Estudié teatro en un taller todos los sábados con una señora que era hermana de Ana Pechmann, íbamos a castings publicitarios y nunca pasó nada. Todo como hobby, a esa edad no se sabe mucho, solo respondía bien frente a una cámara. Nadie en mi familia se dedicaba al arte.
—¿Y cómo fue cuando descubrieron que se conocían?
—Yo era muy joven, no entendía nada. Todo pasó muy rápido desde el casting hasta los primeros capítulos y luego estábamos en un barco donde todo parecía normal pero no lo era. En esa época para mí era normal estar con gente muy grosera, con Mirtha Legrand, Juan Alberto Badía. Empezamos a grabar, el programa se emitía los sábados y seis meses después, cuando fue un éxito, empezó a transmitirse de lunes a viernes.
—¿Trabajabas todos los días entonces?
—Grabamos todos los días por la tarde y por la mañana en el colegio, lo cual no me gustó mucho. Para mí ir a grabar era como ir a jugar a la pelota para cualquier niño, excepto que era pagado. No hice lo que hacen ahora, pero era totalmente normal grabar o ensayar una obra de teatro para el verano. En ese momento era otra cosa, trabajábamos mucho, cuando tenía 10 o 12 años empezaron a decir que no podíamos trabajar tanto, hice una obra de teatro con Thelma Biral y dos chicos hicieron mi personaje por el trabajo. cronograma. Pero no fue difícil porque me divertí, era como una gran familia, todavía hoy tengo contacto con técnicos y camarógrafos.
—¿Y la exposición? ¿Cómo se manejó esto?
—Por ejemplo, parecía que cuando íbamos a hacer una obra de teatro en Mar del Plata, recuerdo que iba a los juegos y los niños me veían jugar, pero el resto de mi vida fue normal… Viví en Versalles, Me daba mucha pereza estar en la calle, tenía amigos mayores y en el colegio al principio era extraño, pero luego ya no. Tuve que cambiarme en segundo grado porque iba a una escuela dual y no me daban horario, pero el cambio no me fue difícil.
—¿Y cómo estuvo el día después de Pelito? Porque seguiste trabajando, aunque nunca nada pasara de ese rango, hasta que en cierto punto te alejaste del medio…
—Seguí y se me hizo difícil porque no estaba acostumbrada a tocar puertas, pero se abrían solas y cuando llegó el momento de tocar, se hizo más difícil. Trabajé en la industria hasta los 20 años, cuando terminé Mi Cuñado. Después de eso dije 'ya está', cerré el ciclo porque tengo otra visión de buscar estabilidad, de vivir más en paz; Actuar es la gloria hoy y no mañana, y comencé a inclinarme por el negocio que teníamos en la familia.
—¿Fue una pena dejar el programa?
—No, fue pasando muy poco a poco, siempre tuve claro que podía ser eso o no. Así como de repente me tocó ser un niño de siete años que salía en todas las televisiones. Pero nunca dejé de tener mi vida normal al margen de todo eso. Vivía con mi madre, mi padre y mis hermanas mayores. Mi mamá o mi papá tenían que estar en las grabaciones, mis hermanas estaban en otro momento, en la secundaria pero siempre cercanas. Nunca me confundí, quería que se dieran más trabajos pero luego no se dieron. Pero el negocio familiar siempre fue una alternativa. Cuando terminé el colegio comencé a estudiar para guía turístico en la universidad pero no funcionó, me preparé en el último año de secundaria para hacer locución y no me fue bien en ISER y COSAL y la profesora me dijo No pude entrar porque tenía 17 años, así que debería prepararme para un año más.
—Hace un tiempo, sin esperarlo, volviste a escena gracias a la viralización de un video de Pelito en el que lo insultabas, ¿cómo fue?
—No sé de dónde vino. No tenía constancia de que esto hubiera sido grabado, pero parece que alguien lo encontró y lo digitalizó. Lo primero que recuerdo es que me lo envió un amigo y se estaba volviendo viral. Fue reproducido en Twitter y Beto Casella lo mostró en su programa.
—No fue transmitido en el programa. ¿Pero cómo sucedió esto?
—Era una escena que como cualquier otra, mi madre ficticia me decía que si la novia de mi padre iba a cierto lugar, no me dejaba ir y yo me enojaba, tenía que irme y dar un portazo. Entonces el director me preguntó si quería cambiar el final, le dije que sí y que tenía que tener sexo con ella. “Ella se toma un descanso y te la follas como quieras”, me dijo. Sabían que era una puta, ¡para qué llevarme si saben cómo luzco! [risas]. Y así salió. Era un ensayo, no tenía memoria y me vino a la mente cuando se hizo viral. En la escena que salió al aire, en ese momento yo me iba.
—¿Qué pensaste cuando, más de treinta años después, esto se volvió viral?
—Estaba muy loco, como dije, esa cualidad de maldad…
—¿Hacerte viral te ha cambiado en algo?
—Gracias a la viralización comencé nuevamente a hacer teatro, con mi hijo. Surgió de una nota de Beto Casella que escuchó mi hijo en la que le decía que me gustaría volver al teatro y él me dijo que me acompañaría. Se me ocurrió hablar con una autora de Pelito, María Teresa Forero, que nos escribió a petición nuestra y empezamos a ensayar, pero somos muy parecidos y peleamos mucho entonces conocí a Pablo Maltés que nos dirigió y nos ayudó. La producción. Teatro San Pedro.
—¿Quieres volver a actuar?
—Me gustó, siempre estuvo latente en la realidad y si sale algo ahí estoy. Siempre puedes empezar de nuevo. Siempre me ha gustado todo lo que tenga que ver con el medio.
—Volviendo al día siguiente, cuando dices que te dedicaste al negocio familiar, ¿estamos hablando de la casa de pasta y del restaurante?
—Sí, mi abuelo compró la casa de fideos en el 52, luego siguió mi padre y crecimos en la fábrica. Recuerdo que de niño los domingos íbamos a la caja, incluso cuando estaba en Pelito iba, venía gente y era normal verme allí porque yo era el chico de la fábrica de pasta que siempre me conoció, que trabajaba en la televisión. Vivíamos arriba.
—Y después agregaron un restaurante llamado Start Again…
—Fue idea de mi padre después del 2001, una época difícil para todos y había un espacio vacante al lado y él siempre tuvo la idea de abrir un restaurante, empezó a alquilarlo para poner el negocio y luego logró comprarlo. Hoy mi madre y mi esposa también trabajan allí. Hago entregas a algunos clientes de otros restaurantes, compro en el mercado central, estoy más en administración, pero me gusta cocinar. La semana pasada fui camarero y ayudé a los niños a llevar cartas, también en la cocina porque faltaba uno de los empleados. Está lleno casi todos los días gracias al servicio que damos, al esfuerzo y a la mucha presencia. También tenemos algunas combinaciones de salsa y pasta difíciles de encontrar.
—¿Seguiste contacto con alguien del elenco de Pelito?
—El año pasado vi a Adrián (Suar) y me preguntó por mis padres, porque nos relacionamos como una gran familia; él era uno de los más apegados. Y con Damián (Canavezzio, Luis en la ficción) comíamos mucho, charlábamos vía texto. Estábamos juntos con Adrián, era como un hermano más porque tenía la edad de mis hermanas, se quedaba en casa a comer, tengo familiares en Roldán y él venía a pasar el día. Y peleábamos mucho con Damián porque era terrible, valiente y de mi edad…
—Conectémonos con tu presente y juguemos… ¿Qué le cocinarías a Adrián?
—Un plato que se llama Francia, son raviolis de camarones con crema de camarones, te puede gustar.
—¿Damián?
—Algunos sorrentinos.
—¿Para Graciela? Piénsalo, a esa madre que insultaste…
—Unos raviolis de cordero con salsa de setas secas de pino.
—¡Pues con este plato seguro que te perdona!
-(Risa). Eso espero…
—¿Es usted padre de dos niños?
—Sí, Tomi de 22 años, que está por graduarse de ingeniero en sistemas, y Felipe de 15 años, que actuó, estuvieron geniales, él es bueno pero no quiere estudiar.
—Tus hijos ya son adultos, pero si te hubieran dicho a los cinco años que querían actuar, ¿qué les dirías?
—Yo los hubiera dejado y apoyado, es una muy buena manera. Como todo tiene sus pros y sus contras, siempre hay que tener los pies en la tierra y saber que hoy es una cosa y que mañana podría cambiar y ser otra.
—¿Tenías buena memoria? ¿Fue bueno el trato que te dieron los adultos?
—Sí, siempre fue bueno. Sólo una persona me dejó mal recuerdo, Jorge Porcel. Pero trabajé con gente muy amable que me trataba con cariño, como si fuera un nieto.
—¿Qué pasó con Porcel?
—Trabajé en un programa. No lo dije en ese momento, pero mucha gente que conocía su camino me apoyó. A él le gustaban los halagos constantes y yo no era así y no había una buena relación, me quitaba letras y escenas. Mis padres lo sabían, pero había un contrato que cumplir, la experiencia no fue buena.
—¿La gente te reconoce?
—Sí, se acuerda y asocia mi cara y me mira y me pregunta si estudié en ese colegio y luego le digo que no, que era el de Pelito. Otros directamente me dicen 'Leandrito' y que soy igual. El reconocimiento es genial.
—¿Te gustó que el vídeo se hiciera viral? ¿Tus hijos descubrieron en aquel momento tu pasado como actor?
—Me encantó que esto se hiciera viral. Mis hijos ya lo sabían porque una maestra se los dijo.
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