Durante los años 1990, la pantalla chica sirvió como escenario donde se produjo una curiosa transición en la que estrellas de décadas anteriores coincidieron con las que empezaban a brillar en la constelación nacional. Muchos de los que pertenecían al segundo grupo dejaron de brillar en los años siguientes, además de una interminable cascada de motivos; Este fue el caso de Aurora Carbonell, quien se presentó al país a través del papel de Yasmina en Leaving Class.
Entre mediados de los noventa y principios de los 2000 forjó su fama, una valiosa experiencia que le abrió las puertas a producciones como Hospital Central, Los misterios de Laura, Cuéntame como paso o El secreto de Puente Viejo. Así fueron pasando los años hasta que, un día, dejó de aparecer en televisión. Ahora sabemos por qué.
"Ahora que todo está bien, les comparto mi historia"
La actriz compartió un sincero post en sus redes sociales en el que explicó detalladamente la enfermedad que padece y cómo tuvo que mantenerse alejada de las cámaras. Un tríptico de tres imágenes suyas en las que se aprecian mejoras es el motivo para romper su silencio. "Ahora que todo está bien, comparto mi historia con la esperanza de que pueda ayudar a otros", afirma.
"La realidad es que llevo más de 8 años intentando descubrir qué me estaba pasando. Muchos de ellos intentaban sobrevivir los días porque mi cuerpo no funcionaba bien y sentía que me estaba consumiendo…”, explica, describiendo algunos de sus síntomas: “Mi cara se deformó sin motivo aparente, más que la hinchazón, "La piel estaba escamosa, dolores articulares insoportables, falta de hierro… Intoxicaciones por metales pesados, intolerancias alimentarias, infecciones bacterianas en el cuerpo, permeabilidad intestinal, disbiosis".
Resume su estado asegurando que "se me ha alterado todo el sistema inmunológico" y que, aunque la lista de síntomas es larga, "hay más, estos años han sido difíciles". Su paso por negligencia médica no ayudó. "Durante un año tuve un diagnóstico cardíaco equivocado", confiesa, revelando un episodio personal relacionado con la muerte de un buen amigo que padecía una patología similar y que le llevó a pensar en el peor de los casos.
"Fueron años dedicados a curarme y a cuidar de unos padres extraordinarios que, sin entender realmente lo que me pasaba, se apegaron a mí", expresa, asegurando que ahora se cuida muy bien y que, como parte de Este trato es feliz, se rodea "de buena gente y me levanto cada día con una ilusión inmensa", que es, al fin y al cabo, de lo que se trata la vida. "Ahora está todo bien, muchas gracias por los mensajes", concluye.
"No normalicemos lo que no es normal"
La avalancha de información sobre su enfermedad hizo que la intérprete volviera a hablar a través de sus stories para aclarar algunos detalles. "Me estás escribiendo sobre esto… No es una enfermedad extraña, pero es difícil de diagnosticar, hay muchos síntomas diferentes que hacen que todo sea más complejo y lento", escribió como matiz de noticia.
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En el siguiente relato se dirige a las mujeres que se acercan a ella estos días, y a todos los que la apoyan en general, para poner el broche de oro con unas últimas palabras. "El estómago es nuestro segundo cerebro, aunque a veces pienso que es el primero. Tener un buen diagnóstico es fundamental", afirmó, fijándose luego en una máxima: "No vamos a normalizar el dolor y el malestar, no vamos a normalizar lo que no es normal".
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